Ya puedes convertir tu vocación en profesión. Convocatorias abiertas para Practitioner.

Vuelta a la actividad tras unos meses bastante intensos. Me despedí tras los atentados en Barcelona (donde vivo) y regreso en otra situación extremadamente complicada.

Siempre he intentado mantener mis redes sociales y mi blog apolíticos, aunque evidentemente tengo mi opinión, pero tampoco me siento cómodo escribiendo sobre como estudiar (era el tema del post de hoy) como si la situación no fuera la que es, me parecía una frivolidad.

Así que he estado meditando sobre qué tipo de contenido podría ser realmente útil y a la vez, pudiera ser interesante a todo el mundo independientemente de su posición política.

La respuesta era obvia, pero tardó bastante en ocurrírseme: Desarrollar la empatía.

SAT NAM

Sat Nam, en gurmukhi, significa verdadera identidad y en yoga se puede usar como saludo. Cuando nos saludamos diciendo Sat Nam, estamos diciéndole al otro que reconocemos su identidad.

Te veo, te reconozco. Es el principio de la empatía, entender y reconocer que el otro existe y que su realidad es diferente a la tuya, pero exactamente igual de valiosa, quizá incluso más porque, en tanto que externa y diferente a la tuya puede aportarte algo que no tienes.

En este sentido Sat Nam significa te veo, te escucho y estoy dispuesto a entenderte.

Reconocer al otro como un interlocutor válido (y valioso) es el primer paso para poder dialogar.

RAPPORT: DESACUERDO SIN CONFLICTO

Si el primer paso para poder llegar a un acuerdo es reconocer al otro, el siguiente paso es poder dialogar de forma abierta y efectiva.

Durante la creación de la PNL, Richard Bandler y John Grinder estudiaron cuales eran las características de personas de éxito en diferentes ámbitos.

Estudiando a diferentes terapeutas de éxito (Milton Erickson y Virgina Satir entre otros) descubrieron que la principal diferencia era la capacidad para adaptar su comunicación a la persona que tenían delante, deshaciéndose de barreras y pudiendo rebatir creencias limitantes e instalar de otras más eficientes.

A este tipo de relación  la llamaron Rapport, y define la confianza que se establece entre dos personas que se entienden como iguales y que buscan el beneficio mutuo. Una vez se establece ambas pueden expresar puntos de vista opuestos sin sentirse amenazados.

Esta es probablemente la relación más productiva posible ya que el desacuerdo y el debate sinceros enriquecen y construyen mientras que el conflicto destruye y enroca las posiciones.

Una manera rapport es igualar el estilo gestual o de lenguaje del otro de forma que, inconscientemente nos vea como uno “de los suyos”, de hecho al igualar, ya estamos aceptando parte del otro aceptando que este nos cambie.

Para trabajar la flexibilidad necesaria para poder meternos en la piel del otro os recomiendo repasar el ejercicio de posiciones perceptuales que os describí en mi post sobre como negociar el salario.

De forma muy resumida, el Rapport funciona porque antes de escuchar argumentos lógicos (atención vendedores, padres y madres o profes) atendemos al instinto de supervivencia y a los sentimientos por ese orden.

A nivel evolutivo la explicación es más larga, el cerebro humano es la suma de 3 estructuras cuya evolución ha marcado la nuestra:

  • El Cerebro Reptil: es el mismo que tienen los reptiles y se desarrolló hace 500 millones de años. Se ocupa de las funciones básicas e instintivas como la supervivencia y la reproducción. Funciona de forma inconsciente y genera respuestas automáticas. Dado que la supervivencia es prioritaria, este cerebro tiene la capacidad de bloquear los otros dos.
  • El Límbico: Aparece hace 60 millones de años y está presente en todos los mamíferos y es el responsable de todo lo relacionado con las emociones.
  • El Neocórtex: Es el más reciente y el que nos aporta la racionalidad, la capacidad simbólica (lenguaje, matemáticas, economía).

Ante cualquier estimulo, los tres cerebros actuaran en orden acorde a su antigüedad, cada uno añadiendo su parte de contenido.

Por tanto, para poder llegar a razonar sinceramente con alguien, antes debemos sentirnos seguros y después reconocer al otro como uno de los nuestros antes de poder valorar la lógica de sus argumentos.

¡Sat Nam!

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